Articulo escrito por el Dr. Ramón Chehade y publicado por el Diario Gestión el 03 de abril de 2017.

En aquellas ciudades donde el uso mixto no fue deliberadamente planificado, la escasez de suelo urbano terminó por detonar el alza de los precios de la tierra, lo que sumado a los habituales problemas de movilidad urbana conspiró rápidamente a favor del reciclaje del suelo, combinación perfecta que gestó en muchas ciudades la aparición y consolidación de los usos mixtos que terminaron por transformar y potenciar la calidad de vida de incontables metrópolis.

Son muchísimas las ventajas que ofrece la implementación de los usos mixtos del suelo como lo evidencian cientos de ciudades que, empujadas por la carencia de suelo, apostaron por incentivar usos compartidos en sus territorios, y que hoy ya disfrutan los innumerables beneficios de tener muchas cosas a cortas distancias.

La acertada combinación de viviendas, comercios, oficinas y servicios encierra una serie de atributos que reunidos, con una adecuada dosis de inteligencia urbana, generan esa virtuosa dinámica que alimenta y enriquece la calidad de vida de los habitantes.

Una variable importante a considerar es que en el mundo moderno las personas valoran cada vez más su tiempo y su libertad para organizar sus distintas actividades, por lo que poder resolver necesidades elementales como comer, comprar o tener alternativas cercanas para el ocio y el esparcimiento sin tener que desplazarse grandes distancias es una condición muy apreciada por el ciudadano de hoy. Si a ello añadimos la posibilidad de ir a trabajar a pie o en bicicleta, habremos agregado un componente muy significativo en la calidad de vida de las personas. Aquellos sectores de nuestras ciudades que aún permanecen sometidos bajo una zonificación segregadora de usos están inexorablemente condenados a la obsolescencia y a la decadencia urbana, de allí la necesidad de su urgente rescate por parte del planificador urbanístico quien tiene la enorme responsabilidad de estudiar y proponer la mejor combinación de usos urbanos compatibles entre sí para inyectar vida y movimiento en las calles de la ciudad. Así, habrá logrado provocar una apetitosa dinámica de usos urbanos que devuelve la gente a las calles, estimula la ocupación de los espacios públicos, genera nuevos flujos peatonales donde antes no existían, propiciando a su vez la aparición de nuevos comercios y servicios deseosos de captar la atención y el consumo de los transeúntes.

La riqueza de estimular actividades mixtas en las ciudades subyace principalmente en los distintos flujos de personas que se generan en las calles a diferentes horas del día y de la noche (residentes, oficinistas, turistas, comensales, trabajadores, estudiantes, etcétera) cuyo desplazamiento peatonal aporta vida y movimiento a la calle, activándola positivamente y reforzando (casi sin querer) la seguridad en distintas zonas de la ciudad.

Para estimular la aparición de usos mixtos en nuestras ciudades, aminorar el costo de los proyectos inmobiliarios y contribuir a reducir los desplazamientos urbanos innecesarios, nuestras municipalidades deben revisar con urgencia su marco legislativo a fi n de actualizar la relación de actividades compatibles con la zonificación vigente, ampliando el abanico de congruencia entre la vivienda, el comercio y los servicios. Solo así presenciaremos innovadores proyectos que sean verdaderos transformadores del suelo, detendremos el absurdo incremento del precio de la tierra, estaremos contribuyendo a la generación de ciudad y propiciando múltiples eficiencias urbanas en beneficio de la población que tendrá muchísimas más cosas al alcance de sus pies.