Ayer se celebró un año más de la jornada bélica que tuvo como escenario la bahía del Callao, en 1866.En la plaza donde se erige el monumento queda el local de la CGTP

“La Plaza Dos de Mayo es uno de los lugares más aristocráticos y bellos de Lima”. Sí, usted tiene todo el derecho de cuestionar esta afirmación. Sobre todo porque la céntrica plaza es en la actualidad el punto de reunión de la suciedad, la contaminación, el peligro y el abandono.
Sin embargo, para los limeños de hace casi 120 años, este lugar era el orgullo de la ciudad y así lo demuestra la frase que da inició a esta nota y que fue recogida de un artículo publicado el 12 de febrero de 1891 en El Comercio.

Razones para quererla no faltaban: su monumento fue construido para hacer duradera la memoria de un hecho de armas que tuvo como escenario la bahía del Callao el 2 de mayo de 1866, en el que un gran número de valientes peruanos combatió contra la poderosa armada española.

ABANDONO TOTAL
“La época de oro de la plaza duró hasta la década del cuarenta. En la del cincuenta su atractivo comienza a declinar”, recuerda el reconocido arquitecto José García Bryce.

Hoy, cuando se conmemora un año más de la batalla, la plaza Dos de Mayo luce desastrosa. El paso del tiempo, la contaminación y la desidia de las autoridades han causado el deterioro en las fachadas de sus ocho edificios construidos a partir de 1924.

“La arquitectura de la plaza es interesante porque es representativa de una época en la que había mucha influencia francesa, cuya capital era un modelo urbanístico a imitar”, dice García Bryce.

En un recorrido por el lugar, este Diario comprobó que el deterioro de los edificios va de la mano con la dejadez de muchos de quienes los habitan. Algunas ventanas son utilizadas como tendederos de ropa mientras que, en otro lado, un gran letrero de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP ) rompe con la armonía de la todavía exquisita expresión arquitectónica.

Sus veredas adoquinadas están deterioradas, los reflectores que iluminan el monumento a la victoria del 2 de mayo han sido robados y choferes de combi han hecho de la entradas a las avenidas Colonial y Alfonso Ugarte sus paraderos, pese a la presencia de inspectores municipales, cuya autoridad es minimizada.

Como si esto fuera poco, algunas esquinas son usadas como urinarios, a pesar de que en la misma plaza se encuentran dos baños públicos, también en pésimo estado. Además, algunos puestos de periódicos han sido instalados en medio de las veredas que en algunos sectores también han sido tomadas por vendedores ambulantes de alimentos y otros productos.

El tema de la seguridad es igual de alarmante, sobre todo en las noches. “La policía y el serenazgo llegan cuando ya le han robado todo a la persona”, refiere Jéssica Melgar Rojas (18), una vendedora ambulante.

MUCHO POR HACER
Luis Sanabria, jefe del Programa Lima Linda y Proyectos Especiales del concejo capitalino, dijo a El Comercio que el viernes pasado se iniciaron los trabajos de limpieza en el monumento central de la Plaza Dos de Mayo. Asimismo, afirmó que se instalará un sistema de iluminación arquitectónica ornamental.

También aseguró que para los próximos días está programado el pintado de las fachadas de los ocho edificios que rodean la plaza. Señaló que existen tres propuestas de colores (azul acero, salmón anaranjado y tabaco) que están siendo evaluadas.

Finalmente, dijo que también se rehabilitará y sellará el adoquinado rojo de las veredas. Habrá que esperar para ver si las intenciones se materializan. Esa será la nueva batalla del 2 de mayo.

SEPA MÁS
Más de 130 años de historia

Los inicios de la plaza Dos de Mayo se remontan al primer gobierno de Mariano Ignacio Prado . Pocos días después de la gesta del 2 de mayo de 1866, el Gobierno dispuso que en el lugar, un recinto llamado el Óvalo de la Reina donde, orientada hacia el mar, se levantaba la Portada del Callao, se erigiese un monumento para perennizar dicha batalla.

El arquitecto francés Edmund Guillaume y su compatriota el escultor Leon Cugrol, se encargaron de la concepción artística del monumento, que fue inaugurado el 28 de julio de 1874.

Recién en 1924, durante el gobierno de Augusto B. Leguía, el hacendado trujillano Rafael Larco Herrera financió con sus propios recursos la construcción de ocho elegantes edificios de tres pisos para evocar las plazas parisinas. El plano original fue del francés Claudio Sahut y, con algunas modificaciones, el arquitecto polaco Ricardo Malachowsky lo culminó.

La inauguración del monumento conmemorativo del Combate del Dos de Mayo fue todo un acontecimiento. En su edición del 31 de julio de 1874, dos días después del acto, El Comercio publicó una extensa crónica sobre la ceremonia, a la que calificó de una gran fiesta.

Fuente: Diario El Comercio

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