Articulo escrito por el Dr. Ramón Chehade Herrera y publicado por el Diario Gestión el 1 de abril de 2019
Las recientes acciones desplegadas por la Municipalidad de La Victoria para recuperar las calles de su distrito, invadidas desde tiempos inmemoriales por el comercio ambulatorio informal, constituyen un destacable ejemplo de recuperación del espacio público que, desde una perspectiva urbana y legal, encierra potentes mensajes que merecen ser comentados.
En primer lugar, la recuperación y defensa del espacio público a favor de la ciudad constituye una obligación municipal de primerísima importancia, y es además de carácter irrenunciable, pues representa una acción legal concreta que persigue devolverle a la ciudad algo que es de todos y que fue indebidamente usufructuado por muchos años por unos pocos.
Por otro lado, la ejecución de acciones municipales destinadas a recuperar el espacio público constituye un claro ejemplo del legítimo ejercicio del principio de autoridad que debe prevalecer en todo orden urbano y que escasamente se ve puesto en acción en nuestro medio, pues tanto la defensa y recuperación de los espacios públicos como el ejercicio del principio de autoridad son dos manifestaciones legales urbanísticas que difícilmente se exteriorizan en nuestra ciudad, por lo que corresponde aplaudir su ejecución y procurar repetir acciones similares en otros distritos.
Si deseamos salir del subsuelo del ranking de competitividad de ciudades, ofrecer una mejor calidad de vida al ciudadano y elevar progresivamente los estándares de habitabilidad civilizada en nuestras ciudades, debemos multiplicar acciones como las iniciadas por la Municipalidad de La Victoria, que apuntan precisamente a recordarnos que – aunque a veces no lo parezca– existe un ordenamiento legal urbano cuya principal finalidad es defender e incrementar los espacios públicos de la ciudad, pues constituyen bienes de dominio público que deben ser aprovechados y disfrutados por toda la colectividad y cumplir la función para la que fueron creados.
Vivimos en una sociedad en la que, a veces, la línea que divide el espacio público del espacio privado parece haberse ido desvaneciendo en los últimos años. De allí la importancia de destacar la realización de valientes acciones recuperadoras de espacio público, pues son acciones generadoras de ciudad.
En las metrópolis con un urbanismo moderno, el nivel de madurez urbana de la ciudad se mide por la calidad y cantidad de los espacios públicos que ofrece al ciudadano, y donde lo que es de todos puede ser real y efectivamente aprovechado por toda la colectividad, en cualquier momento, de forma libre e irrestricta, característica esencial de todo espacio público, por ser precisamente el ámbito donde la satisfacción de las necesidades urbanas colectivas trasciende a los intereses particulares.
Transitar en ese sentido es, definitivamente, enrumbarnos hacia la madurez urbana.