Los alcaldes no han llegado a comprender que su obligación como gobierno también abarca la planificación urbana, que incluye aspectos como el establecimiento de áreas de esparcimiento y recreación, ordenamiento del tránsito y suministro de servicios públicos como electricidad, agua potable y alcantarillado. Vemos con preocupación que el creciente número de edificios de viviendas, de oficinas y centros comerciales no es equiparado con la ampliación de zonas destinadas para parques, para los necesarios estacionamientos ni para otros servicios esenciales.
Tampoco se conoce si los requerimientos futuros de agua o desagüe serán cubiertos con las instalaciones existentes ni si existen proyectos para ampliar su capacidad. El hecho de que los municipios o las empresas de servicios públicos suelan romper pistas y veredas con una incómoda frecuencia no significa que estén siguiendo un plan de mediano y largo plazo. Si la expansión de Lima sigue "gestionándose" de esa manera, el riesgo de colapso será cada vez mayor.
Es por ello que el nuevo Concejo Metropolitano tendrá que repotenciar el papel y la función del Instituto Metropolitano de Planificación a fin de que sea posible trabajar en el diseño de un plan de crecimiento ordenado de la ciudad. Quizás el mayor obstáculo sea lograr el consenso entre los 43 municipios distritales, pero será necesario hacerles entender que solo poniéndose de acuerdo se evitarán problemas futuros que podrían ser irreversibles. Para comenzar, habrá que buscar la uniformización de los trámites que se exigen para la construcción, que como sabemos varían entre cada distrito sin que exista ninguna justificación aparente.
Fuente: Diario Gestión