El dinamismo del sector construcción hace que las familias de segmentos altos consideran la inversión en un departamento de lujo para una futura reventa a personas del mismo nivel socioeconómico.
Gerardo Cortada Solá, directivo de la Asociación Peruana de Agentes Inmobiliarios (Aspai) precisó que por lo general las familias de nivel socioeconómico A+ que cuentan con una vivienda de US$ 500,000, invierten en proyectos inmobiliarios con valor de US$ 300,000 para ofrecerlos en venta, y son demandadas por los segmentos A o AB.
Indicó que este tipo de transacción recién se comienza a percibir en el mercado inmobiliario local que, por lo general, opta por el arriendo del inmueble.
La presidenta de Aspai, Juana Pareja de Castro, señaló que en lo que va del año, las transacciones de compraventa y arriendo de viviendas para los segmentos altos se concentran en distritos tradicionales como San Isidro, Miraflores, Santiago de Surco, La Molina y San Borja.
Precisó que pese a las restricciones en temas de zonificación, San Isidro sigue siendo el distrito preferido por las empresas constructoras y los clientes que quieren un proyecto inmobiliario.
Sectores
Los directivos de Aspai señalaron que el valor por metro cuadrado de una vivienda en venta en San Isidro ya llega a los US$ 2,000. “El promedio de los espacios de departamentos en San Isidro está entre los 150 y 160 metros cuadrados, pero hay casos en que se tienen viviendas de 200 metros cuadrados”.
En San Isidro ya han ofrecido departamentos por más de US$ 300,000 en este año.
En el caso de otros distritos en Lima Metropolitana, Pareja de Castro mencionó que hay una pujanza por departamentos y viviendas en Pueblo Libre, Lince, Jesús María y Magdalena, sobre todo para el segmento B.
Comentaron que el segmento B es más receptivo de obtener una vivienda a través de Mivivienda y Techo Propio, programas inmobiliarios que cuentan con un aval a la hora de obtener crédito hipotecario.
Contratos
Aspai precisó que para construir un edificio residencial en San Isidro, se debe contar con un terreno mínimo de 400 metros cuadrados de extensión y más de 12 metros de longitud.
Sin embargo, muchos inmuebles no cuentan con estas dimensiones de manera individual, por lo que las constructoras buscan persuadir a propietarios de residencias de dicho distrito a venderles sus viviendas.
Ante la escasez de espacios, los acuerdos entre las constructoras y el propietario se dan “a precio de capricho”, es decir, por conveniencia del dueño en cuanto al valor de la propiedad.
En otras ocasiones, se hacen acuerdos con cláusulas donde el propietario puede permanecer una determinada cantidad de tiempo en la vivienda; por lo general hasta que la constructora logre comprar algún inmueble vecino.
“La constructora muchas veces acepta el precio ya que un terreno nunca pierde su valor en el tiempo. Si no logra comprar otro, también puede venderlo o construir una nueva vivienda”, manifestó Juana Pareja.
Otro sí digo
Los agentes inmobiliarios participan en la compra-venta de terrenos y de viviendas. En el caso que participe en la transacción de un terreno, este recibe entre el 3% y 5% de la comisión por la venta del espacio.
Un agente inmobiliario tiene preferencia de participar en viviendas de segmentos altos, ya que les genera un mayor margen de utilidad.
Aspai sostuvo que sus márgenes disminuyeron en los últimos años, debido a que las constructoras también redujeron sus niveles de utilidad en la venta de un proyecto inmobiliario.
Precisiones
– Unas 600 constructoras operan en el país. De estas, solo 50 a 60 tienen el mayor número de proyectos inmobiliarios.
– Este año se espera la reguarización de los agentes inmobiliarios en el Ministerio de Vivienda, en cumplimiento de la Ley 29080.
– Habría unos 900 agentes formalizados y más de 5,000 agentes que tendrían alguna capacitación en temas inmobiliarios.
Fuente: Diario El Comercio